Creado: 30.10.2025 | 03:30

Actualizado: 30.10.2025 | 03:30

La mirada retrospectiva al desastre del 29 de octubre deja mucho que lamentar y, al menos en lo referente a la trilogía redentora de la catástrofe (verdad, justicia y reparación), nada que celebrar. Llanto, solo llanto, por nosotros mismos y por quienes se han erigido en gestores de nuestras vidas en el contaminado ámbito de la política.

Es desolador constatar cómo los 229 muertos y la desidia de las autoridades (las centrales y las autonómicas, porque la diferenciación no consuela a los damnificados) se han convertido en armas arrojadizas de la absurda guerra partidista, en la hora plañidera de los homenajes oficiales a título póstumo en el primer aniversario de la tragedia.

En la campa político-mediática (cada vez cuesta

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