A mediados de septiembre se produjo una escena tensa en China. Ocurrió en la cubierta de su flamante portaaviones Fujian , y en la fiabilidad de aquella prueba estaban puestas todas las esperanzas de su Armada: Si durante décadas los despegues estuvieron dominados por el vapor, su nuevo “monstruo” lo iba a hacer con electricidad. Su catapulta electromagnética confirmaba que iban muy en serio.

Aunque ahora Estados Unidos tiene algo que decir.

Limitación estructural. La noticia la han dado dos antiguos oficiales de portaaviones de la US Navy, quienes concluyen, tras analizar imágenes del Fujian, que la configuración de cubierta del nuevo portaaviones chino obliga a secuenciar despegues y apontajes en vez de solaparlos, lo que reduce su ritmo operativo a aproximadamente el 60%

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