La primera larva de mosquito del Mesozoico, atrapada en ámbar hace casi 100 millones de años, se asemeja mucho a las especies modernas. Vivía en pequeños charcos de agua, como los que se forman en los huecos de las ramas o entre las hojas de plantas epífitas. Fue allí donde quedó embalsamada hasta que la ciencia dio con ella.
Hace casi cien millones de años, en el corazón del sudeste asiático, en la región de Kachin en Myanmar, el azar hizo que un trozo de ámbar atrapara en su interior el fósil de una larva de mosquito que la ciencia ha recuperado. Es el primer hallazgo de este tipo en el registro fósil del Mesozoico, una época frecuentemente envuelta en brumas de misterio y escasez de evidencias directas.
La historia de este pequeño ser, ahora bautizado como Cretosabethes primaevus ,

La Opinión de Murcia

The Daily Beast