Aunque no sea políticamente correcto utilizar la expresión en estos días en los que se recuerda a las víctimas de la devastadora dana, en la política española se ve cada vez a más gente de puntillas, haciendo equilibrios de ballet sur les pointes poco estéticos a veces y sin moverse del sitio mientras el agua ya les moja la barbilla. Ahí el maestro de maestros es Pedro Sánchez, indistinguible de la Paulova en la disciplina; pero Alberto Núñez Feijóo también tiene lo suyo con la presión electoral del oleaje de Vox, y en clave interna con el rock and roll de Isabel Díaz Ayuso y –muy pegado a los homenajes de estos días– el errante cadáver político de Carlos Mazón, del que solo hay dos certezas: no estaba donde debía estar el día de la dana y se enreda con contumacia cuando intenta explicar q

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