El mundo vive una ola de populismo sin precedentes. Más del 25% de los países del mundo son gobernados por populistas, tres veces más que a inicios de siglo, según el prestigioso Instituto Kiel. Y el Perú no ha sido la excepción. El creciente populismo viene construyendo su poder destruyendo la —ya escasa— institucionalidad. Un Congreso irresponsable —que podría elevar el déficit fiscal a casi 6% del PBI y la deuda pública al 70% del PBI— juega en pared con un Ejecutivo hipotecado, que observó menos de la mitad de las leyes con impacto fiscal.

El problema es que, una vez instalado, el populismo empeora todo lo que toca. En el corto plazo, distribuye poder y dinero con aplausos; en el largo plazo, destruye el crecimiento y la confianza. Pero, ¿cuánto cuesta realmente el populismo? Una in

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