Universidad Católica ha convertido su regreso a casa en una declaración de principios. En el Claro Arena, su moderno estadio inaugurado este año, el club ha desplegado un modelo de gestión que combina tecnología, prevención y una política disciplinaria sin matices. Una suerte de “tolerancia cero”. Quien transgrede las normas, no vuelve a entrar.

El Clásico Universitario del domingo, el primero disputado en el nuevo recinto, fue un nuevo examen para el sistema de control y seguridad de Cruzados. Y la respuesta fue inmediata. A los pocos días del triunfo ante Universidad de Chile, la concesionaria informó la aplicación del derecho de admisión a cinco personas identificadas por conductas graves. Dos de ellas fueron sancionadas con seis años de prohibición por lanzar objetos y por intentar ag

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