Por JAMEY KEATEN

BLATTEN, Suiza (AP) — Cuando un alud devastador en mayo casi se tragó su aldea en Suiza y derribó el hotel que su familia tuvo por tres generaciones, Lukas Kalbermatten se sintió abrumado por una sensación de vacío antes de que las emociones lo golpearan. Pero decidió no quedarse mucho tiempo en ellas y se puso en acción.

La respuesta del hotelero resume la mentalidad de muchos de los aproximadamente 300 residentes de Blatten: podrían haber dado por muerta su bucólica aldea en el valle de Lötschental, pero, en cambio, decidieron reconstruirla.

Las autoridades evacuaron a los aldeanos y al ganado, pero un hombre de 64 años murió cuando 9 millones de metros cúbicos de hielo, piedra y tierra cayeron del pico Kleines Nesthorn el 28 de mayo. El deslave dejó un rastro de ca

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