“El Perú es un mendigo sentado en un banco de oro”, frase atribuida a Raimondi, que sintetiza la contradicción que representa un país lleno de posibilidades, dotado de enormes recursos, con una cultura milenaria y valores ciudadanos basados en la hermandad y laboriosidad, pero que yace postrado en el atraso económico y la exclusión física y social.

La promesa del Perú moderno, próspero y justo permanece como un anhelo distante. A pesar de los avances, las preocupaciones centrales siguen siendo las mismas: integrar física, económica, cultural, racial y socialmente al Perú.

Forjar el país de “todas las sangres” de Arguedas, donde la conquista de los sueños y anhelos personales sea posible a partir de la determinación y el empeño, y no del privilegio y la prebenda; donde nuestro futuro no e

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