 
MIAMI (AP) — El influyente disidente cubano José Daniel Ferrer, recientemente exiliado de Cuba, dice que los movimientos de oposición fracturados y debilitados de la isla necesitan cambiar de estrategia y oponerse al gobierno desde afuera de la nación caribeña.
Ferrer hizo sus comentarios en una entrevista con The Associated Press tras pasar años encarcelado en Cuba, donde creía que podía impulsar una lucha mayor contra el gobierno. "La diferencia que hago estando preso... ¿en qué me convierto? En un símbolo de resistencia al régimen", le dijo a la AP en Miami.
Ahora, aunque preferiría estar en Cuba, dijo creer que él y otros exiliados deben desarrollar una estrategia fuera de la isla.
Ferrer expresó que se vio obligado a dejar su país debido a la continua represión gubernamental contra los críticos, desencadenada por protestas masivas antigubernamentales que estallaron en 2021. Esto ha alimentado un éxodo de representantes de la sociedad civil, activistas y periodistas, debilitando a los grupos que se oponen al gobierno.
Ferrer llegó a Miami desde Cuba este mes, en un vuelo con su familia y funcionarios de Estados Unidos.
“La única forma de estar en contacto con mis activistas dispersos por toda la isla … la única forma de ayudar a aliviar el hambre y la escasez de medicinas de muchas personas es saliendo del país”, manifestó.
El gobierno de Cuba sigue enfrascado en una disputa geopolítica de décadas con el gobierno de Estados Unidos, y las sanciones estadounidenses le han generado una parálisis económica.
El presidente estadounidense Donald Trump reinstauró políticas de mano dura hacia La Habana, endureciendo las sanciones y restableciendo la prohibición a que el turismo estadounidense acuda a la isla. Tales medidas han sido criticadas por afectar desproporcionadamente al pueblo cubano, más que al gobierno, que es al que el gobierno de Trump pretende derribar.
En su papel de líder de un movimiento disidente en su ciudad natal de Santiago de Cuba, Ferrer ha entrado y salido de prisión en las últimas décadas.
Más recientemente, fue declarado culpable de infringir el arresto domiciliario —algo que a menudo se le impone a figuras disidentes— para protestar durante las manifestaciones masivas de 2021. Él ha negado los cargos.
Mientras que grupos defensores de los derechos humanos y el gobierno de Estados Unidos han descrito en el pasado a Ferrer como un prisionero político, el gobierno de Cuba niega tener prisioneros políticos.
Ferrer indicó que durante su detención fue torturado —lo cual incluyó golpizas y ser alimentado a la fuerza con carne podrida a través de un tubo—, lo cual dijo era un empeño de las autoridades cubanas para obligarlo a abandonar la isla.
Señaló que funcionarios cubanos también lo presionaron para que se comunicara con la embajada de Estados Unidos y la Iglesia católica, con la esperanza de facilitar un acuerdo para que Cuba liberara prisioneros a cambio de un alivio en las sanciones. Ferrer indicó que se negó a hacerlo.
El gobierno de Cuba no respondió a una solicitud de comentarios sobre las acusaciones de tortura ni de que presionó a Ferrer para que intentara obtener negociaciones con el gobierno de Trump. Reconoció públicamente que Ferrer fue liberado tras una solicitud formal de las autoridades estadounidenses, y anteriormente ha negado que fuera torturado.
Ferrer indicó que durante años se negó a abandonar la isla porque su encarcelamiento lo convirtió en una especie de mártir que motivaba a otros cubanos a oponerse al gobierno.
Pero en años recientes, particularmente tras las protestas de 2021, Ferrer señaló que ha sido más difícil organizarse en la isla, y que el gobierno ha ido tras su familia, lo cual ha incluido amenazas de arrestar a su pareja. La represión continua y el éxodo de figuras de oposición han tenido un efecto paralizante, según describió.
"No me dejan otra opción que salir del país", expresó, y puso de relieve que espera regresar algún día.
En diciembre, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos condenó lo que llamó "creciente represión en Cuba contra opositores y disidentes", incluido el acoso a periodistas, activistas y opositores políticos. La comisión señaló que el gobierno cubano utilizó cortes de internet, arrestos domiciliarios, vigilancia, detenciones, multas e interrogatorios para perseguir a los opositores.
A Ferrer se le han concedido una serie de concesiones que no suelen otorgarse a los disidentes, como salir del país con su familia, incluida la madre de una de sus hijas.
El Departamento de Estado de Estados Unidos indicó en un comunicado que no negoció con el gobierno cubano la liberación de Ferrer, aunque reconoció públicamente que él fue liberado tras una solicitud formal de las autoridades estadounidenses.
Mientras tanto, el secretario de Estado estadounidense Marco Rubio, hijo de inmigrantes cubanos, celebró la liberación de Ferrer este mes y pidió al gobierno de Cuba que libere a otros opositores encarcelados.
"El liderazgo de Ferrer y su incansable defensa del pueblo cubano era una amenaza para el régimen, que repetidamente lo encarceló y torturó. Nos alegra que ahora Ferrer esté libre de la opresión del régimen", escribió Rubio en un comunicado.
El camino para la oposición cubana sigue siendo incierto, en un momento en que el país continúa sacudido por crisis económicas y energéticas, pero con menos voces para alertar sobre las dificultades de la población.
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La reportera de la AP Andrea Rodríguez contribuyó desde La Habana.
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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.

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