Que un ayuntamiento decida dar un paso constitucional hacia la protección animal no es un acto meramente simbólico: es un viraje moral y político que interpela lo más elemental de nuestra convivencia. El reciente acuerdo del Cabildo de Ciudad Juárez para reformar el artículo 4 de la Constitución de Chihuahua —incorporando la prohibición del maltrato animal y garantizando el trato digno de los animales como seres sintientes— merece reconocimiento, pero también exige vigilancia ciudadana.

Primero: ¿por qué calificarlo de urgente y necesario? Según datos citados en la misma publicación, México ocupa, tristemente, el tercer lugar mundial en maltrato animal. Siete de cada diez animales sufren algún tipo de agresión. Ese panorama no es solo una cifra, es: perros clavados en árboles; abandono ma

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