El pan de muerto es mucho más que un postre estacional: es una pieza viva de la historia mexicana, resultado del encuentro entre la fe católica y las antiguas costumbres indígenas. Aunque hoy lo vemos cubierto de azúcar, relleno de nata o incluso con carne al pastor, su origen es profundamente religioso y cargado de simbolismo.

Un origen (casi) cristiano

Si bien, en el mundo indígena existían ofrendas de pan de maíz desde antes de la llegada de los españoles —preparaciones rituales con un significado similar, dedicadas a los antepasados y a los dioses—, la tradición del pan de muerto como la conocemos nace propiamente del pan de ánimas .

Este pan tenía un carácter votivo y se elaboraba en Europa, especialmente en Castilla, Portugal, Aragón y Sicilia , durante las festividade

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