Cuando se escucha decir que robaron un museo, de inmediato uno imagina alguna de las muchas películas que ha visto sobre historias sucedidas en épocas pasadas. Pero cuando la noticia se refiere a que uno de los museos más famosos del mundo, el Louvre, fue robado el pasado domingo 19 de octubre, entre las 9:30 y las 9:40 de la mañana, media hora después de su apertura, produce un verdadero asombro. ¿Cómo puede ocurrir un hecho de esta rareza hoy, a plena luz del día, sin heridos, y en tan solo siete minutos que duró el asalto?

De haber sido en nuestro país, es mejor evitar imaginar el reguero de muertos y heridos que hubiera causado una tragedia similar. El resumen de los hechos es desconcertantemente simple. Desde un camión estacionado en un muelle que da sobre el río Sena, al pie del edi

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