Rodrigo Castillo aprovecha una desatención de la línea de fondo de la Universidad de Chile luego de una habilitación de Marcelino Moreno, engaña al arquero Gabriel Castellón emulando el enganche de Claudio Paul Caniggia en el Mundial de Italia 1990 y define con el arco vacío para marcar el 1-0 (y 3-2 en el global) que será definitivo por la segunda semifinal de la Copa Sudamericana. Es la imagen de la noche que ya cae en el Sur del Gran Buenos Aires, pero está repleta de polémicas . Porque en el inicio del contragolpe hubo una clara mano de Eduardo Salvio, pero el árbitro venezolano Alexis Herrera no la vio en campo y el VAR -increíblemente- tampoco en la revisión.

Iban 17 minutos de juego del segundo tiempo y en ese momento estalló el aliento de los 47 mil hinchas que llenaron

See Full Page