En la actualidad, el vuelo supersónico civil es un recuerdo lejano, una hazaña que dejó más preguntas que certezas tras el fin del Concorde. La industria se enfocó en eficiencia y autonomía, y el sueño de cruzar continentes más rápido quedó archivado, en parte porque el ruido del estampido sónico lo convertía en un privilegio limitado y polémico. Hoy ese sueño vuelve a asomarse, no con promesas grandilocuentes, sino con un objetivo muy concreto: demostrar que se puede volar más rápido que el sonido sin sacudir a quienes están en tierra.

Ese regreso ya no es una intención plasmada en documentos ni un prototipo estático. El 28 de octubre de 2025, el X-59 abandonó el suelo por primera vez desde Palmdale, California, y aterrizó poco después en el centro Armstrong de la NASA, en Edwards. La sa

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