A las puertas de que se conozca el contenido del informe elaborado por la Unidad Central Operativa (UCO) sobre el ministro socialista Ángel Víctor Torres, el presidente del Gobierno creyó ayer haber cogido en el Senado algo de aire.

«No me acuerdo, no me consta, no lo sé» fueron las evasivas con las que respondió a las preguntas sobre el cerco de corruptelas que le rodea. No sorprende que no haya pronunciados «noes» claros y categóricos.

Fue su estrategia para no caer en la rotundidad que puede acabar acarreándole, en el futuro, una investigación por un delito de falso testimonio ante comisión parlamentaria.

Como decíamos, la amenaza más cercana, en el tiempo, para Pedro Sánchez es el informe sobre la presunta implicación de Torres en la vía canaria del «caso Koldo». LA RAZÓN ha podido

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