En pocos géneros literarios se miente más que en las memorias. Algunas son famosas por la cantidad de trolas y fantasías autojustificativas que contienen. Dicen los que saben de la época y el personaje que las de María Teresa León, primera mujer y compañera de Alberti en la guerra y el exilio, es un monumento a la engañifa. Algunos la justifican por aquello de la subjetividad y lo frágil que suelen ser los recuerdos. Cualquiera sabe. Las únicas memorias que conozco en las que el autor se retrata con crueldad autolesiva son las del gran Jesús Pardo, Autorretrato sin retoques, donde el escritor hace todo lo posible para que lo odiemos. Y no lo consigue.

Desconozco si habrá mentirijillas en Reconciliación, las memorias de Juan Carlos I recién publicadas en francés (¡!) y a punto de salir en

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