La madrugada se había tragado las calles de Castellón cuando ella subió al coche creyendo que volvía a casa. El hombre al volante sonreía con una cortesía casi tímida, lejos del retrato de un depredador. No levantaba sospechas. Hasta que detuvo el vehículo en un descampado, apagó el motor y dejó que el silencio hiciera su trabajo.

La conversación casual se quebró y ella no tuvo tiempo de reaccionar. Las manos que parecían inofensivas se aferraron con fuerza alrededor de su cuello y después vino el despojo absoluto. Un cuerpo ultrajado , violentado y abandonado entre arbustos. Y, mientras él, moviéndose sin ruido, como una sombra perfecta en busca de una nueva presa .

Aparente normalidad

Joaquín Ferrándiz Ventura, al que cariñosamente le llamaban Ximo, nació el 16 de febrero de 1

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