La sangrienta batalla con una montaña de muertos en Río de Janeiro contra uno de los mayores carteles narcos de Brasil, deja un puñado de lecturas significativas y la sospecha de que este suceso puede ser mucho más de lo que parece. El hecho, en principio, exhibió la altura que el crimen organizado ha alcanzado en una región contaminada desde hace años por este desafío trasnacional que EE.UU justifica para llover bombas en el mar Caribe o el Pacifico sobre supuestas lanchas narco.

Toda la escena demostró que no se trata ya de meros delincuentes, sino de organizaciones con enorme capacidad bélica moderna, influencia y control territorial . Llegaron a bombardear con drones a la policía, como en Ucrania u Oriente Medio y salvaron a su jefe protegiéndolo con una patrulla de casi un cent

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