 
A tres meses de la llegada de Verifactu, el nuevo sistema de verificación de facturas impulsado por la Agencia Tributaria, la mayoría de pymes y autónomos aún no sabe en qué consiste ni cómo prepararse. Desde Vigo, la compañía gallega AIG, creadora de soluciones como ClassicGes y ClassicConta, lidera el proceso de adaptación con sus programas ya listos para cumplir la normativa. Hablamos con sus fundadores, Edelmiro González y Santiago Viso , que explican los retos técnicos y las oportunidades que este cambio abrirá en el ecosistema empresarial español.
Pregunta.— AIG lleva más de tres décadas desarrollando software de gestión. ¿Cómo afrontáis un cambio tan profundo como el de la llegada de Verifactu? 
  Respuesta— Ha sido un reto importante, sobre todo a nivel organizativo. Desde el punto de vista técnico, Verifactu combina  elementos de blockchain  y transmisión de datos, ámbitos en los que tenemos experiencia gracias a productos como ClassicAir. Lo complejo ha sido coordinar la conversión de todos los usuarios a las nuevas versiones. Hoy podemos decir que todos nuestros programas están actualizados y listos para Verifactu. Además, hemos automatizado la verificación de requisitos como el certificado digital o la conexión a Internet para que la configuración sea prácticamente automática.
P.— ¿Qué es exactamente Verifactu y cómo afectará a las empresas y autónomos españoles? 
  R.— Verifactu es un sistema de verificación de facturas que nace de una directiva europea y busca garantizar la trazabilidad y autenticidad de los registros contables. Cuando se emite una factura, se genera un pequeño registro informático con datos como la fecha, el número, el emisor, el destinatario y el importe. Esa información puede enviarse directamente a la Agencia Tributaria (modo verificable) o almacenarse en el propio sistema del usuario (modo no verificable). En ambos casos, las facturas incluyen un código QR que permite comprobar su validez. A partir del 1 de enero de 2026 será obligatorio para las empresas y desde el 1 de julio para autónomos.
P.— ¿Cuál ha sido el principal reto para AIG durante este proceso de adaptación? 
  R.— La magnitud del cambio. Hablamos de más de tres millones de pymes y autónomos, muchos de los cuales no utilizaban ningún software de gestión. Hemos tenido que preparar a más de 40.000 clientes y prever la llegada de miles de nuevos usuarios que hasta ahora facturaban con hojas de cálculo o incluso en papel. Por eso, nuestra prioridad ha sido que ClassicGes y ClassicConta integren Verifactu sin complicar el trabajo diario, la emisión de una factura seguirá siendo igual de sencilla.
P.— Según vuestro informe, ocho de cada diez empresas confunden Verifactu con la factura electrónica. ¿Por qué se produce esta confusión? 
  R.— Es lógico, porque ambos sistemas tratan sobre facturas y además coinciden en el tiempo. Pero son cosas muy distintas. La factura electrónica está pensada para las operaciones entre empresas (B2B), agilizando cobros y pagos. Verifactu, en cambio, se centra en la trazabilidad fiscal y en el envío de la información a Hacienda en tiempo real. Ambas iniciativas buscan digitalizar el tejido empresarial, pero sus objetivos son diferentes. Lo preocupante es que muchas pymes aún no lo tienen claro y eso puede retrasar su adaptación.

P.— ¿Consideráis que esta falta de claridad puede ser un obstáculo para la transformación digital? 
  R.— En parte sí, aunque también puede ser una oportunidad. Hay muchos negocios, como estudios de arquitectura o despachos profesionales, que no veían necesario tener un programa de gestión. Con Verifactu se verán obligados a dar ese paso, y eso puede servirles para descubrir herramientas que les hagan ganar eficiencia, como el control de proyectos, el CRM o la automatización contable. A veces la obligación empuja al progreso.
P.— ¿Qué oportunidades abre Verifactu en la automatización de la contabilidad? 
  R.— Bastantes. Los datos que contiene el código QR de cada factura son suficientes para generar un asiento contable automático. Esto facilitará enormemente el trabajo de asesores y contables, que podrán integrar los datos sin teclearlos manualmente. En el futuro veremos cómo esta conexión entre Verifactu, la factura electrónica y los programas de gestión permitirá tener la contabilidad prácticamente al día y reducir errores humanos.
P.— ¿Qué recomendaríais a las empresas que aún no han empezado a prepararse? 
  R.— Que no esperen a última hora. Quedan muy pocos meses para la primera fase y la Agencia Tributaria no prevé prórrogas. Lo ideal es disponer ya de un software actualizado, instalar el certificado digital y probar la emisión de facturas Verifactu antes del 1 de enero. En nuestro caso, los usuarios de ClassicGes ya pueden hacerlo desde julio. Es el momento de familiarizarse con el sistema y evitar sorpresas.
P.— Desde vuestra experiencia, ¿qué papel jugarán los fabricantes de software en esta transición? 
  R.— Fundamental. Somos los responsables de que todo funcione correctamente. La Agencia Tributaria ha mantenido un canal muy directo con los desarrolladores, lo cual ha sido clave. Pero la realidad es que la carga técnica recae sobre las empresas informáticas. Nuestro trabajo es hacer que Verifactu sea transparente para el usuario, que pueda seguir trabajando como siempre, pero cumpliendo la ley.
P.— ¿Cómo definiríais el impacto que tendrá Verifactu en el futuro de la gestión empresarial en España? 
  R.— Verifactu no es solo una obligación fiscal, es un cambio de paradigma. Igual que en su momento fue el paso al euro o el control horario, ahora llega la verificación automática de facturas. España es de los últimos países en aplicarlo, pero será un paso decisivo hacia una economía más digital, más transparente y más competitiva.

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