El universo de One Piece vive una reorganización de gran envergadura que afecta a sus dos grandes frentes: el veterano anime y la reciente adaptación con actores reales. La estrategia detrás de estos movimientos parece clara y apunta a garantizar un futuro más sostenible y, sobre todo, de mayor fidelidad al material original del mangaka Eiichiro Oda. Se busca consolidar la calidad por encima de la velocidad, un cambio de rumbo que los seguidores más veteranos llevaban tiempo esperando.
De hecho, la decisión más notable afecta directamente a la producción de la serie de animación. Se ha confirmado que, a partir de ahora, su ritmo de emisión se limitará a 26 episodios anuales . Con esta medida, los responsables de la serie pretenden evitar el principal problema de las adaptaciones lar

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