"Si lo que viene después lo hacen bien, estaré encantada: ahora, si lo que sale es una chapuza, no estoy a favor del derribo". Así se manifiesta una vecina del barrio del Portillo de Zaragoza ante la mole brutalista que hasta ahora acogía una de las centrales de Correos de la capital aragonesa. Condenado a ser derribado , este viernes los trabajadores viven su última jornada de trabajo en su interior.
"Paso por aquí todos los días, y durante el trabajo he venido aquí mucho, pero ahora se ve todo abandonado, de hecho, vengo de tomar un café del Caixaforum y las vistas desde arriba son impresionantes , espero que puedan mejorar la zona y que todo gane", incide Milagros. Para ella, no hace falta apostar por la nostalgia. El edificio le ha parecido "bien toda la vida", a pesar de las crít

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