Que la Sagrada Familia es una joya arquitectónica tiene pocas dudas. Que es uno de los grandes iconos de Barcelona y una de las paradas obligadas para los turistas que acuden a la ciudad, tampoco, como lo atestiguan los 4,8 millones de visitantes que recibió el año pasado. Ahora el templo de Antoni Gaudí podrá presumir de un mérito añadido: ser la iglesia más alta de todo el planeta, una marca que acaba de arrebatarle a la Catedral de Ulm, que conservaba esa plusmarca desde 1890 .

La clave: un pequeño gran estirón de su torre central.

¿Qué ha pasado? Que el ranking mundial de megaconstrucciones ha experimentado un cambio importante. Sobre todo por lo que tiene de simbolismo para Barcelona, Cataluña y el conjunto de España. Ayer, en vísperas casi de Todos los Santos, los resp

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