En la actualidad digital, los videojuegos están al alcance de públicos de todas las edades. Frente a ello, los padres deben aprender a identificar con precisión el nivel de violencia presente en los títulos que usan sus hijos, algo que no siempre se distingue por la portada o la edad sugerida.

El primer paso consiste en verificar la clasificación oficial del videojuego. Sistemas como la Entertainment Software Rating Board (ESRB) en Estados Unidos o el Pan European Game Information (PEGI) en Europa permiten conocer la idoneidad del contenido, desde E (Everyone) o PEGI 3 para todo público, hasta M (Mature) o PEGI 18 para adultos, por su violencia o contenido sexual explícito.

Más allá de la clasificación, los especialistas recomiendan observar si el videojuego premia la agresión gratuita,

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