Perú está afianzando una estrategia de conservación que prioriza la medición del impacto como motor de sostenibilidad para sus ecosistemas. El objetivo es pasar de la simple protección a la valorización de los servicios ecosistémicos, demostrando con evidencia concreta cómo los aportes de los bosques benefician positivamente el clima, la economía y las comunidades.
Según Alba Solís, directora ejecutiva de FSC Perú, el país ya ha superado las 1,022,000 hectáreas certificadas. Estas áreas integran concesiones forestales, pequeños productores, comunidades nativas y organizaciones comprometidas con la conservación de los bosques.
Un acto de confianza y estrategia
Los bosques son proveedores de servicios ecosistémicos vitales que regulan el clima y sustentan el desarrollo económico y social.

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