Por Richard Haass, Project Syndicate.

NUEVA YORK - El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, pasó gran parte de la última semana de octubre en Asia. Consiguió que cesara en varios frentes una guerra comercial en gran medida de su propia cosecha, tras imponer aranceles a amigos y enemigos por igual. Lo que no hizo, sin embargo, fue crear estructuras duraderas en la esfera económica ni poner fin a las crecientes dudas sobre el compromiso estratégico de Estados Unidos con la región.

Ayudó que Takaichi estuviera estrechamente relacionada con el ex primer ministro Abe Shinzō , el líder extranjero que construyó la relación más estrecha con Trump durante su primer mandato como presidente. También ayudó que Japón esté gastando más en defensa y se ofrezca a aumentar sustancialmente sus inv

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