En la era de la realidad sintética, los límites entre lo real y lo artificial se desdibujan. Los delincuentes digitales ya no requieren estructuras complejas para ejecutar ataques: basta con un modelo generativo para crear identidades falsas, deepfakes convincentes y esquemas de phishing capaces de engañar incluso a los profesionales más experimentados.
Ante esta evolución, las instituciones financieras y organizaciones de todos los sectores están llamadas a responder con una inteligencia que avance al ritmo de la amenaza. Hoy, la competencia por la seguridad se libra en el terreno de la Inteligencia Artificial (IA).
Según un estudio global realizado por SAS, el 60 % de las entidades financieras ya están probando soluciones de IA generativa (GenIA) para la prevención del fraude, y u

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