El final del partido entre el local Lanús y Universidad de Chile, por la vuelta de la semifinal de la Copa Sudamericana, fue un verdadero caos. Empujones y agresiones verbales entre jugadores de ambos equipos marcaron el pase de los granates a la definición del título, el 22 de noviembre, ante Atlético Mineiro.

Una situación completamente opuesta a la camaradería, amabilidad y el buen trato que prima entre ambos entrenadores. Ambos argentinos: Mauricio Pellegrino en el sur de Buenos Aires y Gustavo Álvarez a cargo de los azules. Una cordial relación que, además, quedó en evidencia antes de que se disputaran ambos partidos.

Porque ambos profesionales ya se habían enfrentado en cancha antes de que el fixture de este torneo internacional los pusiera en diferentes ambos. En 2020, Pellegrino

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