Desconozco si la intención de Agustín Díaz Yanes al escribir y dirigir el filme «Un fantasma en la batalla» ha sido apuntarse al exitoso carro temático que supuso la película de Arantxa Echevarría «La infiltrada»; si se trata de una mera casualidad que ambas se centren en una agente policial subrepticiamente metida en ETA para obtener información. Digamos que esta es la única similitud entre ambas cintas, pues mientras la segunda, más allá de su trama, estaba imbuida de contenido político –mostrando el contraste ideológico entre la organización terrorista y quienes formaban la primera línea del combate del Estado contra ella–, la de Díaz Yanes carece de cualquier referencia al respecto, de manera que, en ella, ETA es meramente circunstancial. No basta con meter de clavo imágenes de los ase

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