Cada 1 de noviembre , Castilla-La Mancha y el resto de España se viste de solemnidad para celebrar el . Esta festividad, con raíces en la historia y la religión, es un momento para honrar a los seres queridos fallecidos y celebrar la esperanza de la vida eterna.

Durante estos días, las pastelerías de pueblos y ciudades de la región se llenan de buñuelos, empanadillas dulces o gachas , aunque hay un dulce que sigue siendo la estrella y ese es, sin duda, los Huesos de Santo .

Este dulce, muy arraigado en Castilla-La Mancha, se elabora con una fina capa de mazapán rellena de yema confitada , una combinación tan sencilla como exquisita que ha conquistado multitud de paladares castellanomanchegos con el paso del tiempo.

Su forma cilíndrica , similar a un canutillo, recuerda al h

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