Francia ha dicho basta. Ante la alarmante situación del delfín común en el Golfo de Vizcaya, el gobierno galo ha decidido mover ficha con una medida drástica que entró en vigor este mismo 2024. Se trata de una veda de pesca de un mes de duración cada año, una iniciativa con la que se pretende dar un respiro a estos cetáceos y frenar su declive. La decisión no es casual, sino la respuesta a una crisis silenciosa que se libra bajo las aguas del Atlántico y que amenaza con borrar del mapa a sus poblaciones .

De hecho, la principal causa de esta hecatombe tiene un origen muy concreto: la captura accidental en las redes de los pesqueros. Lo que para la flota es un daño colateral, para los delfines se ha convertido en una auténtica sangría para la especie. Las cifras son demoledoras. Solo en

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