El tono de la semana, su vibrato anímico, lo impone el diapasón del filósofo Manuel Cruz , un hombre sabio a quien de tanto pensar se le han puesto las cejas helénicas. En la portada de su más reciente ensayo, Resabiados y resentidos ( Galaxia Gutenberg), dos adjetivos definitorios de esta época eclipsada, aparece la escultura El pensador , de Rodin, sobre un montón de cascotes y ladrillos rotos. “Vivimos y pensamos entre escombros”, dice el maestro refiriéndose a las ruinas del mundo que heredamos de la Ilustración, a los despojos de sus dos grandes “construcciones intelectuales”: la progresista, que se vino abajo con la caída del muro de Berlín, y la conservadora-liberal, hecha migajas tras la crisis financiera del 2008. Andamos a tientas desde entonces, con las posaderas al aire.

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