Los barcos nórdicos , impulsados por velas cuadradas y remos de madera, atravesaron el Atlántico hace más de un milenio en una travesía que actualmente está confirmado. Las sagas islandesas relataron la llegada de Leif Erikson a una tierra fértil llamada Vinland , y aunque esas narraciones mezclaban hechos con leyenda, los arqueólogos han logrado situar de forma exacta el momento en que los vikingos alcanzaron América . El registro más antiguo de europeos en el continente se encuentra en la actual isla canadiense de Terranova y ofrece una fecha concreta gracias a la ciencia moderna.
Los navegantes del norte lograron cruzar el océano mucho antes de lo que se pensaba
El estudio principal, publicado en 2022 en la revista Nature , determinó que los árboles talados por los colonos nórdicos fueron cortados en el año 1021 . La investigación, dirigida por Michael Dee y Margot Kuitems en la Universidad de Groningen, utilizó fragmentos de madera conservados durante décadas.
Según explicó Dee, “el aumento distintivo de la producción de radiocarbono ocurrido entre los años 992 y 993 d. C. se ha detectado en archivos de anillos de árboles de todo el mundo”. Esa evidencia permitió calcular con precisión el momento en que los troncos fueron cortados y, por extensión, el año en que los vikingos ya estaban asentados en América del Norte.

El hallazgo se basa en una técnica derivada de la astronomía. En el año 993 una fuerte tormenta solar provocó un incremento de carbono-14 , una señal que quedó registrada en los anillos de crecimiento de los árboles. Al contar los anillos posteriores a esa marca, los científicos identificaron que la madera utilizada en L’Anse aux Meadows procedía de árboles cortados 28 años después del suceso cósmico . De este modo, la fecha del 1021 quedó fijada como el momento en que los vikingos trabajaban la madera en la costa de Terranova .
Las muestras conservadas durante décadas ofrecieron nuevas pruebas arqueológicas
Los objetos estudiados —tres piezas de madera con huellas de hacha metálica— proceden de un asentamiento excavado en los años 60. La arqueóloga Birgitta Wallace, que participó en aquel proyecto, decidió conservar las muestras congeladas para futuros análisis. Aquella decisión permitió que, décadas más tarde, la tecnología pudiera ofrecer resultados tan precisos. Los restos del lugar mostraron también clavos de hierro, una aguja de bronce y estructuras construidas con el estilo característico escandinavo .
Los especialistas sostienen que las herramientas metálicas utilizadas en esos cortes prueban que los materiales pertenecen a exploradores europeos. Las poblaciones indígenas que habitaban el área en aquel momento trabajaban con otros instrumentos , lo que descarta un origen local. La coincidencia de señales idénticas en los tres fragmentos demuestra que la tala se realizó en el mismo año , lo que refuerza la conclusión sobre la presencia vikinga.

La investigación aporta así una fecha exacta que respalda los relatos nórdicos y aclara uno de los episodios más debatidos de la exploración antigua . Hasta el momento del estudio, las estimaciones se movían entre finales del siglo X y comienzos del XI, pero la combinación de arqueología y física nuclear ha reducido el margen de error a un solo año. Los resultados ofrecen además una referencia temporal que servirá para futuras investigaciones sobre viajes transatlánticos previos a Cristóbal Colón.
El descubrimiento también ha inspirado nuevos proyectos que aplican la misma técnica a otros yacimientos. Los científico s estudian actualmente posibles enclaves en Labrador y Baffin Island , así como rutas comerciales de marfil de morsa que conectaban Groenlandia con Europa. Los análisis genéticos realizados sobre fragmentos de cráneo encontrados en mercados europeos confirman que existió un intercambio de larga distancia entre comunidades vikingas y pueblos árticos.
La evidencia acumulada revela que los vikingos fueron navegantes avanzados capaces de cruzar océanos con recursos limitados y de establecer contactos con diferentes culturas. Su llegada a América, más de cuatro siglos antes de Colón , se ha consolidado como un hecho histórico comprobado. Los anillos de los árboles y la huella de una tormenta solar han permitido fijar el año exacto en que Europa alcanzó por primera vez el continente americano.

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