Con el presidente Donald Trump, la guerra contra las drogas se asemeja mucho a la guerra contra el terrorismo de George W. Bush después del 11S, con los mismos cuestionamientos de escasa eficacia, violaciones a los derechos humanos y problemas para la relaciones exteriores de EE.UU. Para justificar los ataques contra pandillas y cárteles del narcotráfico latinoamericanos, el gobierno de Trump se basa en un argumento jurídico que ganó fuerza después de los ataques del 11 de septiembre de 2001, que permitió a las autoridades estadounidense usar fuerza letal contra combatientes de Al Qaeda que atacaron el World Trade Center y el Pentágono. Pero los grupos que son objeto ahora de los ataques de Estados Unidos son un enemigo muy diferente, surgido en las prisiones de Venezuela y alimentado no p

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