El 1 de noviembre de 1876, The New York Times declaró que Halloween había “partido”, destinado a la tumba.

En 2024, se espera que los consumidores gasten 11.600 millones de dólares en esta fiesta, frente a los 3300 millones de 2005. Tal vez haya llegado el momento de comerse las palabras.

Halloween, impregnada de tradición, ha pasado de ser una fiesta pagana a una celebración con disfraces y golosinas hechos con cariño en casa a una de las fiestas de mayor gasto para el consumidor en Estados Unidos. Cada octubre —o incluso antes—, millones de estadounidenses gastan en disfraces, decoran sus casas y césped con esqueletos y arañas chillones y reparten dulces a pequeños superhéroes y brujas. Pero, ¿cómo se ha convertido esta fiesta de origen humilde en un monstruo económico de creciente a

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