Guillermo Almada sigue empeñado en explicar la derrota copera ante el Portugalete mediante argumentos futbolísticos y no de falta de carácter y relajación. Como si un equipo de quinta división pudiese discutir el balón en igualdad de condiciones a uno de segunda. En ese caso, el retratado es él por no saber dar la vuelta al choque. Quizá sea una forma de inmolación para proteger a su plantilla de las críticas y espera que ésta se lo devuelva con la profesionalidad que no se vio en Vizcaya.

El técnico blanquivioleta vio repetido el partido (un castigo imprescindible) y no se explica el porqué del cambio de Riazor a La Florida. «Fueron dos partidos disímiles. En la Copa no fue falta de actitud, ganas ni deseo, porque se les vio actitud a todos los jugadores. Nos equivocamos en los caminos f

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