Por: Cristina Dreifuss

Decana de la Facultad de Arquitectura y Diseño – UPN

Hay algo seductor en circular por la Vía Expresa Sur cuando el tráfico fluye. Los carriles amplios y la velocidad en una ciudad acostumbrada al caos hacen que, por instantes, uno crea que Lima finalmente entendió cómo gestionar su tráfico. Es una ilusión.

La Vía Expresa Sur confunde velocidad con planificación, y construcción con progreso. Si bien ofrece momentos de fluidez vehicular, estos son apenas oasis en un desierto de problemas estructurales. Las conexiones con el resto de Lima son un desastre: accesos y salidas trazados con improvisación, semáforos sin sincronización que convierten la “vía expresa” en una más entre las tantas vías colapsadas de la ciudad.

Pero lo verdaderamente terrible es el tratamient

See Full Page