Un traductor recrea las intenciones narrativas de otro escritor, de cuya creación se hizo cómplice. Traslada a su propio planeta de letras lo que alguien escribió en otra lengua. No es posible que una traducción literaria sea gemela del original. Será nueva literatura. Puede que un ave redentora. El traductor de Memorias de Adriano, de Margueritte Yourcenar, es un tal Julio Cortázar. Esta novela es considerada una obra maestra en español. No hay por qué dudar de que lo sea también en francés. Ni idea.

Una hija quería aplicarse en el empeño de trotar por aceras y parques, de modo que le regalé el pedante y pesante libro de Haruki Murakami De qué hablo cuando hablo de correr, cuya edición de Tusquets en español contiene fotos del serrano cuerpo nipón de un eterno aspirante al Nobel de Liter

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