Hoy se cierra una semana en que el juego y el fuego de las tres potencias dominantes -China, Estados Unidos y Rusia- nos mostraron el rumbo, sin duda provisorio, de la actual transición global.
El miércoles la cumbre presidencial entre Xi Jinping y Donald Trump en Corea del Sur certificó que ya es China la que ocupa la cabecera de la mesa. Los acuerdos, los lenguajes corporales y las decisiones a futuro así lo demostraron.
Hubo una escena de la diplomacia política que habló por sí sola: ya se anunció que Xi jugará de local primero y será Trump el que lo visite en abril próximo. En cambio, el presidente chino se dio el lujo de seguir pensando cuándo devolverá la visita y viajará a Washington.
La segunda señal de gran importancia que nos dejó la semana es que estos juegos de aproximacion

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