«Atad los perros; haced la señal con las trompas para que se reúnan los cazadores, y demos la vuelta a la ciudad. La noche se acerca, es día de Todos los Santos y estamos en el Monte de las Ánimas.» G.A. Bécquer. La Santa Compaña conquistó la provincia con comitivas fantasmales escapadas del purgatorio, saliendo de iglesias y cementerios, vestidos de mortaja, sin más luz que sus antorchas, arrastrando los pies por caminos y pueblos leoneses, llenándolos de mitología y miedo, entre conjuros, leyendas y alguna parada, dándose una tregua para caldearse, unos el cuerpo y otros el ánima, con chocolate caliente o unas castañas recién asadas. Dan igual las distintas versiones sobre el origen de esta fiesta pagana. Qué importa si fue cosa de un ejército escandinavo de guerreros muertos cabalgando

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