El día que asomé a la calle por la boca del metro en la parada de Metropolitano, buscando el colegio mayor Empresa Pública, me hubiera dado exactamente igual meterme en cualquiera de los edificios que fueron saliendo a mi paso. Nunca había estado, no conocía a nadie, no había visto fotos, no había Google Maps, no había teléfonos móviles, puf, no había ni euro, puf, otro siglo, puf, otro milenio, puf, puf... Al contrario que muchos de mis compañeros, no recuerdo a quién fue el primero que me encontré al entrar, pero sí del primer veterano que se presentó y me dijo: «Usted es novato, ¿verdad? Pues en el aparcamiento hay un Nissan Micra gris que me pertenece.En el maletero hay varias maletas que me pertenecen también y que me tiene usted que subir a la habitación 214. Aquí tiene las llaves de

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