Hace años descubrí una canción de Atahualpa Yupanki que daba cuenta de la existencia de un árbol singular: «un aromo nacido en la grieta de una piedra… en un alto pelao… todos los vientos le pegan… lo miran a distancia árboles y enredaderas diciéndose con rencor: pa’ uno solo cuánta tierra».
Olvidaban su esfuerzo y sufrimiento al florecer, no valoraban «que, no teniendo alegrías, se hace flores de sus penas». El cantautor concluye: «eso habrían de envidiar los otros…, si lo supieran».
Hace días, leyendo unas líneas de Miguel de Unamuno, me enteré de la existencia de madréporas en los mares tropicales: «Los periódicos no dicen nada sobre la vida silenciosa de millones de personas sin historia que a todas las horas del día y en todos los países del globo van a sus campos a continuar el osc

Ultima Hora

Rolling Stone
Raw Story
ABC News
6abc Action News Sports
Voice of Alexandria Sports
New York Post
The Daily Beast