Según datos del Ministerio de Deportes, la cadena de valor de la industria deportiva representa el 3,3% del PIB en España, generando una cifra de negocio en crecimiento. Este dinamismo se reproduce en las economías desarrolladas, donde el deporte resulta un activo estratégico de inversión con capacidad de generar impacto económico, cultural y social. Durante años, la inversión en deporte fue territorio casi exclusivo de clubes, grandes empresarios y marcas poderosas. Sin embargo, el cambio en los hábitos de consumo, la irrupción de la tecnología y la transformación del entretenimiento están atrayendo a un nuevo perfil de inversor que persigue integrarse en un sector que combina crecimiento, rentabilidad y un atractivo emocional único.
“La digitalización ha modificado radicalmente el model

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