En mitad del campo, en la localidad ibicenca de Sant Llorenç (Sant Joan), los ladridos rompen el silencio. Allí se ubica Can Dog, un refugio que asegura en su web “amar a los animales” pero que, desde hace décadas, acumula quejas por albergar a los ejemplares en adopción, según denuncian las entidades animalistas, dentro de jaulas en pésimas condiciones, con decenas de excrementos amontonados en el interior e incluso cadáveres de ratas. La insalubridad del centro ha llevado a Pacma a reclamar su clausura definitiva a las instituciones de la isla. No es la primera vez. Sobre las instalaciones pesan acusaciones de presunto maltrato animal de las dan fe los voluntarios a elDiario.es . “Los animales no están bien cuidados. Por eso hemos vuelto a solicitar la disolución del núcleo zoológico”, explica el coordinador del partido animalista en Eivissa, Olivier Hassler, quien lleva diez años trabajando en una protectora y, desde entonces, recuerda, ha tenido conocimiento de los “problemas” que arrastra el centro.
El Consell Insular ha ordenado, tras las últimas denuncias, el cierre cautelar de las instalaciones, donde se ha llevado a cabo una inspección junto a los agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil. De momento, Can Dog permanecerá abierto porque tiene licencia para funcionar como hotel para mascotas, un servicio que en su página web ofrece de la siguiente manera: “Deja tu perro en nuestra residencia y disfruta de tus vacaciones sin preocuparte de su cuidado”. Antes de llegar a esta pestaña, se puede leer: “Amamos a los animales”. Pero la realidad es muy diferente. “Hay roedores porque hay bolsas de basura durante días acumuladas junto a las jaulas. Hemos llegado a encontrar varias veces ratas muertas flotando en un cubo de agua”, cuenta Flor, una de las voluntarias del refugio.
Pacma critica que el gestor del rancho “lleva más de treinta años acumulando informes, sanciones y acusaciones por presunto maltrato animal” y critica que, en los últimos días, pese a las reiteradas advertencias y la acumulación de expedientes, las autoridades no hayan actuado “con la eficacia necesaria”. “El empresario ha llegado a un punto en que ha metido a los animales en problemas”, lamenta Hassler.
El Consell Insular ha ordenado, tras las últimas denuncias, el cierre cautelar de las instalaciones, donde se ha llevado a cabo una inspección junto a los agentes del Seprona de la Guardia Civil. De momento, Can Dog permanecerá abierto porque tiene licencia para funcionar como hotel para mascotas: “Hemos llegado a encontrar varias veces ratas muertas flotando en un cubo de agua”, cuenta una de las voluntarias del refugio

Impagos a los trabajadores
elDiario.es se ha intentado poner en contacto con los responsables de Can Dog a través de correos electrónicos y llamadas, pero no ha obtenido respuesta. El Ayuntamiento de Santa Eulària decidió en 2023 rescindir el contrato con el rancho (ubicado en una finca de alquiler y a cargo de una empresa privada) después de que se cometieran dos infracciones graves por parte de la adjudicataria: una, por no trasladar un animal y otra, por no llevar al veterinario a otro cuando lo necesitaba.
En ese momento, el dueño -quien denunció “difamaciones” y “linchamiento” por parte del Consistorio- negó que se hubiera producido “cualquier tipo de negligencia”, de acuerdo a las informaciones publicadas por Diario de Ibiza . Incluso llegó a anunciar que interpondría una querella contra el gobierno municipal. Desde entonces, no se mantiene ningún contrato público de acogida y custodia y tan solo se mantiene el de recogida de animales con el Ayuntamiento de Sant Antoni.
El Ayuntamiento de Santa Eulària decidió en 2023 rescindir el contrato con el rancho (ubicado en una finca de alquiler y a cargo de una empresa privada) después de que se cometieran dos infracciones graves por parte de la adjudicataria. El dueño denunció “difamaciones” y “linchamiento” por parte del Consistorio y negó que se hubiera producido negligencia alguna

Además, voluntarios y miembros de protectoras denuncian que, desde hace tiempo, desde Can Dog acumulan impagos -de hasta de cuatro meses- con los trabajadores. Los problemas financieros en la empresa empezaron, sobre todo, tras perder los contratos que mantenía con los ayuntamientos de la isla, lo que provocó deudas, falta de medios y un conflicto con los empleados que ha llegado al Tribunal de Arbitraje y Mediación de Balears (TAMIB). “Es lamentable, porque los animales lo pagan y no son objetos, sino seres vivos”, lamenta Hassler.
El rancho es, para Pacma, el reflejo de un sistema de protección animal que “sigue fallando en Eivissa”, una isla que, denuncian, acumula casos de abandono y saturación en sus refugios. Los perros que permanecen en Can Dog siguen viviendo “en condiciones inaceptables de suciedad, miedo y abandono” pese a las inspecciones realizadas en los últimos meses y unas promesas de mejora “que nunca llegan a cumplirse”, critican: “Eivissa tiene que dejar de mirar hacia otro lado ante una situación que se ha cronificado en el tiempo”.
El rancho es, para Pacma, el reflejo de un sistema de protección animal que "sigue fallando en Eivissa”, una isla que, denuncian, acumula casos de abandono y saturación en sus refugios. Los perros que permanecen en Can Dog siguen viviendo “en condiciones inaceptables de suciedad, miedo y abandono” pese a las inspecciones realizadas en los últimos meses
Dos causas penales abiertas
El Juzgado de Instrucción número 3 de Eivissa abrió diligencias penales a raíz de una denuncia interpuesta por Asociación Nacional de Vecinos y Amigos La Nave, con Hassler como representante. En ella reclaman la adopción de medidas cautelares para garantizar el bienestar de los animales: entre ellas, que los perros dispongan de agua limpia y fresca durante todo el día, así como de una alimentación adecuada y adaptada a sus necesidades. También solicitan la presencia permanente de personal cualificado encargado de su cuidado y una evaluación veterinaria inmediata del estado de salud de los perros.
La Asociación contra el Maltrato Animal ya había presentado hace cinco años una denuncia contra la empresa. El escenario no era el de ahora, asegura Flor, quien empezó su voluntariado hace tres años: ha ido empeorando progresivamente. Pacma ha instado a la Delegación del Gobierno en Balears, al Consell de Eivissa y al Ayuntamiento de Sant Joan a asumir responsabilidades y a garantizar el cumplimiento de la Ley de protección animal mediante la clausura inmediata del recinto, así como la reubicación segura y digna de todos los animales en centros adecuados y debidamente fiscalizados . El colectivo Adopta Shelter Can Dog Ibiza reclama, por su parte, una “intervención de emergencia inmediata” por parte del Seprona y la Dirección General de Bienestar Animal de Balears.

El Juzgado de Instrucción número 3 de Eivissa abrió diligencias penales a raíz de una denuncia interpuesta por la Asociación Nacional de Vecinos y Amigos La Nave. En ella reclaman la adopción de medidas cautelares para garantizar el bienestar de los animales: entre ellas, que los perros dispongan de agua limpia y fresca durante todo el día y de una alimentación adecuada
En declaraciones a elDiario.es, el Consell señala que el servicio de inspección veterinaria, acompañado por la Guardia Civil, acudió el pasado martes a las instalaciones para comprobar el estado de los animales y el cumplimiento de las órdenes dictadas durante otras inspecciones. Durante la visita, los técnicos de Medio Ambiente del Consell certificaron, según la institución, que los perros se encuentran en “buen estado” y que el centro está cumpliendo con la prohibición de aceptar nuevos ingresos. Aun así, ha ordenado el cierre cautelar del refugio por incumplimientos en el bienestar animal.
Polémica con la residencia canina
En cuanto a la residencia canina, Hassler apunta que varias de las familias con perros alojados “han dejado de pagar” al dueño de Can Dog, sin hacerse responsables de ellos. “En ese caso, lo que se debe hacer es contactar con el titular y si procede, tramitar el abandono para que los animales no se queden allí atrapados”, afirma. El Consell asegura que en el rancho hay en total 22 perros de particulares cuyos dueños ya han sido avisados para recogerlos en un plazo máximo de veinte días.
En algunos casos, los propietarios se encuentran fuera de Eivissa o necesitan tiempo para preparar un espacio decente para los animales, por lo que no puede realizarse un llamamiento público a la adopción de estos animales sin el consentimiento de sus dueños, como apuntan desde el Consell. “Es importante seguir el procedimiento establecido para garantizar la protección y trazabilidad de cada caso”, añaden.

Algunos dueños han dejado de pagar a Can Dog y sus perros continúan en las instalaciones. El Consell Insular asegura que en el rancho hay en total 22 canes cuyos propietarios ya han sido avisados para recogerlos en un plazo máximo de veinte días. Los animales no pueden ser dados en adopción sin su consentimiento
Por otra parte, señalan que el número de perros sin dueño que necesitan adopción “es inferior” al que señalaban las entidades animalistas y calculan que en total son cuatro los animales pendientes de reubicación, no una treintena. La mayoría de ellos son perros potencialmente peligrosos (PPP) que han ido envejeciendo en el rancho sin que nadie los adopte, y que tienen cada vez más dificultades para encontrar una familia que los quiera. Ahora, la alternativa más factible es trasladar a los animales a un refugio de Mallorca, algo que no convence a las protectoras dado que, de este modo, se pierde la trazabilidad de los canes.
Con el objetivo de que las instituciones actúen cuanto antes y clausuren el centro de manera definitiva, ‘La iniciativa’ ha impulsado una petición de firmas publicada en la plataforma Change.org . En la plataforma, antiguos voluntarios y usuarios del centro corroboran que las instalaciones habrían carecido de manera reiterada de servicios básicos como electricidad, agua corriente y un suministro regular de alimentos. Algunos testimonios aseguran que los animales llegaron a pasar varios días sin comida ni agua potable, como publicó El Periódico de Ibiza . Ahora, “la gran pregunta” es qué sucederá con los animales si Can Dog cierra sus puertas.

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