Seis años después de su primera edición, José Miguel Viñas, meteorólogo y divulgador científico de Meteored , publica una versión completamente renovada de su Diccionario meteorológico y climático .

Tras una pandemia, olas de calor sin precedentes y la devastadora DANA de Valencia, esta obra llega en el momento más oportuno, cuando la sociedad española se enfrenta a fenómenos atmosféricos cada vez más extremos .

El diccionario, publicado por Alianza Editoria l, ha pasado de los 2.000 términos originales a 2.200, incorporando conceptos fundamentales como «adaptación», «ola de calor marina», «refugiado climático», « domo de calor » o «sequía repentina». Términos que han dejado de ser abstracciones científicas para convertirse en realidad cotidiana en nuestro país y en todo el planeta.

Divulgador científico

José Miguel Viñas, físico de formación y consultor de la Organización Meteorológica Mundial , se ha consolidado como uno de los divulgadores meteorológicos más reconocidos de España.

Su l arga trayectoria en medios como RNE, su paso por Antena 3 Televisión y su presencia actual en programas como Agropopular (COPE) junto a César Lumbreras, La aventura del saber y Órbita Laika (La 2), le han convertido en una voz autorizada para explicar la complejidad de las ciencias atmosféricas al gran público .

Pero esta nueva edición es mucho más que una actualización terminológica. Como señala Jorge Olcina Cantos, catedrático de Análisis Geográfico Regional de la Universidad de Alicante y autor del prólogo, estamos ante « una herramienta científica rigurosa para combatir la desinformación » en tiempos donde proliferan los negacionismos y extremismos climáticos.

Diccionario Meteorológico y climático José Miguel Viñas

Manual de meteorología y climatología

La obra funciona como un verdadero manual de meteorología y climatología organizado alfabéticamente, accesible tanto para especialistas como para cualquier ciudadano que desee comprender los fenómenos que moldean nuestro presente y futuro.

La singularidad del trabajo de Viñas reside en su capacidad para fusionar la terminología técnica de última generación con el acervo popular , rescatando palabras como «quitameriendas», «albazo», «cellisca» u «oscurana», que forman parte de la riqueza lingüística española.

Un diccionario que, en formato de bolsillo, se convierte en compañero indispensable para navegar en una época marcada por la emergencia climática.

Entrevista a José Miguel Viñas

En esta entrevista, el meteorólogo r eflexiona sobre los cambios desde aquella primera edición de 2019 , la urgencia de adaptar nuestro conocimiento a una realidad climática cambiante, el papel de la divulgación científica rigurosa frente al negacionismo, y las lecciones que aún debemos aprender tras tragedias como la DANA de Valencia .

OKGREEN: Han pasado seis años desde la primera edición de tu diccionario. ¿Qué es lo que te ha impulsado a revisar y actualizar esta obra?

JOSÉ MIGUEL VIÑAS: Han pasado seis años, una pandemia, olas de calor, la DANA. En fin, muchas cosas concentradas en ese período de tiempo. En 2019 saqué la primera edición del diccionario que llevaba por título Conocer la meteorología , un diccionario de gran formato ilustrado a color totalmente.

Después 2022 salió una nueva edición, un formato ligeramente distinto, pero todavía era un libro ilustrado y de gran tamaño. Fue realmente la editorial, Alianza Editorial quienes me pidieron una edición para la colección que tienen de bolsillo. Tenía dos opciones, simplemente decir que saliera esa edición, sin tocar los contenidos, o no solamente conformarme con eso: hacer una edición actualizada y, sobre todo, ampliada, porque había una terminología nueva que había adecuada a incorporar al diccionario.

P.: El diccionario tenía 2.000 términos y ahora tiene 2.200. Aumenta en 200 cuando el cambio climático ha cobrado más protagonismo en el debate público. ¿Cuáles son los términos nuevos más significativos relacionados con la crisis climática que has incorporado en esta edición?

R.: Había algunos términos que una vez que ya entregué la primera edición, eché en falta porque al final estamos hablando de muchos y es razonable que algunos se te queden el tintero.

Incorporé alguno de esos, por ejemplo, uno que no había en la primera edición era «adaptación», que es una palabra, un término que usamos mucho y que, además, debemos ser muy conscientes de que ante esta nueva situación o marco climático tenemos que adaptarnos.

Se habla mucho de «mitigación», pero la adaptación ahora mismo es clave, pues enfrentarnos a lo que vemos que está empezando a ocurrir. Está también el de «refugiado climático» y «refugio climático» porque hablamos de ello también bastante.

También he introducido «ola de calor marina», porque también, se ha comprobado, que ya desde hace unos cuantos años, pues no solamente se habla de las olas de calor como las que tuvimos el verano pasado, también de las olas de calor que hay en los océanos durante periodos muy largos de tiempo y cada vez más, y parte del agua superficial de los océanos está con bastantes grados por encima de lo normal. Lo hemos visto en el Mediterráneo este verano

Hay más entradas como «sequía repentina”, «domo de calor», que también lo estamos usando los meteorólogos… Al final yo creo que son como 15 o 20 términos ligados muy directamente al cambio climático adicionales a los que ya había.

P.: ¿Cuál dirías que es el más curioso o sorprendente para ti o que quizás el público no esperaría en contra en un diccionario meteorológico?

R.: Quizá una de las singularidades del diccionario, no de esta edición, sino ya de la original, es que hice una especie de fusión entre lo que es la terminología técnica, que hay muchísimos términos de tiempo de clima y luego términos de uso más común o localismos o términos de la meteorología popular, etcétera.

Entre los términos que he introducido en esta nueva edición de bolsillo está uno de los que me parecen más curiosos, que sería, por ejemplo, el «quitameriendas» que dicho así, pues suena un poco como incluso divertido.

En realidad, el quitameriendas lo defino en el diccionario con cierto detalle es el nombre de una planta que tiene como principal singularidad de una planta de hojas, así como violetas o moradas. que florece justo al final del verano y al principio de otoño, cuando empieza a llover…

Se le puso ese nombre, sobre todo por la gente del campo, porque antiguamente, cuando en ese momento del año estaban pues bastante ocupados con las tareas agrícolas, pues cuando veían que las flores salían a finales de septiembre comprobaban que llovía… El quitameriendas hace alusión a que les impedía hacer la típica merienda que se hacía antiguamente en el campo.

P.: ¿Ha habido algún término cuya inclusión te haya generado dudas a ti mismo o que hayas tenido que justificarte especialmente por su complejidad o por otro motivo, te haya ocasionado un debate interno?

R.: Sí, ese tipo de cosas surgen, cuando estás metido en un diccionario de esta envergadura. Quizá una de las principales dudas que me fueron surgiendo es hasta qué punto integro un término de otras disciplinas científicas que están al final muy vinculadas o relacionadas con las ciencias atmosféricas.

Por ejemplo, en la astronomía hay fenómenos. Pensemos en las auroras boleares que están ahí como un poco a mitad de camino entre la meteorología y la astronomía y se pueden enfocar desde los dos puntos de vista.

En esta edición introduje dos términos que estuve dudando bastante si al final los introducía, que son los términos «equinoccio» y «solsticio» que marcan unos momentos muy particulares del año, cambios de estación y no son términos meteorológicos.

Pero, de alguna manera, muchas veces hacemos referencia a ellos o nos preguntan cuándo es el día del solsticio de verano, el solsticio de invierno, en qué momento cambia la estación, aunque las estaciones astronómicas están un poco desacopladas de las climatológicas o meteorológicas, ya que no van igual.

En cualquier caso, pues bueno, vi adecuado introducir esos dos términos que, como digo, son puramente astronómicos, pero tienen su sentido en el contexto del diccionario.

P.: En un contexto donde el negacionismo climático está presente. ¿Cómo aborda tu diccionario este fenómeno y qué papel crees que juega la divulgación científica rigurosa para combatirlo?

R.: Sí, estamos viendo ya desde hace años como ese negacionismo, pues va ocupando cada vez más espacio, sobre todo impulsado por las redes sociales. Es preocupante porque cuestiona cosas que no deberían de cuestionarse como es el propio conocimiento científico.

En ese sentido, no es que yo el diccionario lo haya utilizado para focalizarlo con términos ligados al negacionismo, pero yo creo que en sí es una herramienta útil para cualquier persona que quiere estar bien informada.

Al final se trata de eso, de recurrir a fuentes fiables y en este sentido, pues he sido bastante cuidadoso con toda la terminología que introduzco en el libro. Creo que cualquier persona que quiera estar bien informada de estas de estas cuestiones que estamos hablando, especialmente de cambio climático, ahí tiene el diccionario para realmente saber cómo está bien definido uno de esos términos o conceptos que están por ahí circulando y muchas veces de manera bastante errónea.

P.: ¿Existen obras similares en otras partes del mundo?

R.: Existen diccionarios no sólo de meteorología, sino de muchas disciplinas científicas. Quizá la singularidad del mío es esa integración que he hecho entre lo puramente técnico y que intento explicarlo de forma fácil para que cualquier persona interesada lo entienda.

Además, también tiene una gran riqueza, que es pues toda la terminología a nivel coloquial o popular. Pensemos que, por ejemplo, hay muchos nombres para asignar a fenómenos como la lluvia, el viento, la niebla, en el caso de España, en distintas regiones o comarcas de nuestro país, pero también he puesto algún término que se usa en países de América Latina e incluso en otros lugares del mundo. Al final, todo eso enriquece el léxico, que ya de por sí es amplio en los términos de meteorología y de clima.

P.: ¿Cómo puede este diccionario ayudar a comprender mejor los fenómenos climáticos que estamos viviendo y los que están por venir?

R.: Creo que hay que verlo como una obra de consulta que siempre puedes recurrir a ella cuando lees una información o te llega una información por cualquier vía y no llegas a entender bien de qué se trata.

Al final vivimos en esa sociedad tecnológica de la información en la que nos llega un volumen brutal de datos todos los días. A veces no es discernir todo lo que te está entrando vía titulares. Este es el sentido de un libro al que le he dado una estructura de diccionario.

Realmente es un libro de divulgación científica porque en las definiciones de todas esas entradas me he esforzado por explicar de manera fácil todo lo que aparece ahí recopilado. Al final yo creo que es un libro útil porque muchas personas o bien por el tipo de actividad a la que se dedican o simplemente por dar una respuesta a su propia curiosidad, van a tener ahí esa obra de consulta.

P.: Estamos recordando el aniversario de la DANA . Como meteorólogo, ¿qué lecciones hemos aprendido y qué cambios percibes en la comunicación meteorológica… Desde entonces, ¿ha habido un cambio radical, se está haciendo lo mismo o hay que incidir en algún aspecto?

R.: Yo creo que todavía estamos un poco en estado de shock, aunque ha pasado un año de lo que fue aquello, la magnitud y, sobre todo, la tremenda tragedia que que aconteció a raíz de ese episodio de lluvias tan extraordinarias.

Creo que todavía no hay una gran lección aprendida. Sí que se ha instalado en una parte de la sociedad, sobre todo las personas que viven por la zona más afectada, Valencia, un miedo cuando hay una situación, digamos que se activa un aviso rojo, por ejemplo, y lógicamente a la cabeza de todas esas personas les llega el recuerdo de aquello tan terrible.

Este tipo de situaciones, las vamos a seguir viviendo porque debemos tener claro en qué contexto climático nos estamos moviendo y, evidentemente, estos episodios con esa intensidad de lluvia, pues vamos a seguir viéndolos en nuestro país

Eso va a requerir que haya una mejor coordinación y, sobre todo, pues que se potencien nuestras debilidades, que se han puesto de manifiesto con el episodio del año pasado, la coordinación de las emergencias, una mayor vigilancia de este tipo de fenómenos, aunque ya se hace, y que al final la parte de comunicación, que también es muy importante, llegue de manera muy directa y fácil y clara a las personas que pueden verse afectadas por estos episodios.

En todo esto que estoy comentando, hay que seguir trabajando precisamente para evitar que podamos ver algo parecido, a nivel meteorológico, que entra dentro de lo probable, a nivel de tragedia. Y eso es lo que desde luego que tendríamos que intentar evitar a toda costa.

Ficha técnica del libro

Título: Diccionario meteorológico y climático

Autor: José Miguel Viñas

Prólogo: Jorge Olcina Cantos

Editorial: Alianza Editorial

Formato: Bolsillo

Páginas: 576

Contenido: Más de 2.200 términos, figuras, imágenes en color, bibliografía especializada