Una de las etapas más complicadas para lidiar con los hijos es la adolescencia. Es más, posiblemente es la más difícil de todas. Estos empiezan a experimentar muchos más ámbitos y se empiezan a alejar del núcleo familiar en un proceso en el que las figuras paternas y maternas pasan de ser las prioritarias y casi únicas a quedarse en un segundo plano. Esto se ha relacionado siempre con un impulso de rebeldía de la edad, pero no es una cuestión de actitud, sino de pura biología, como ha revelado un estudio realizado por científicos de la Universidad de Stanford.

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