Barcelona bulle con la alegría del buen comer y la ciudad se sienta a la mesa como quien abre la ventana al mar. La Foodie Black Week convierte las calles en un mantel corrido, siete días de menús especiales, brindis democráticos y conversación templada. Aquí la gastronomía es lenguaje y es vecindad. Desde el Eixample al Port Fòrum, los comedores actúan como embajadas de sabor que reivindican lo cercano mientras dialogan con el mundo.

La feria avanza con compás de zambra civil y la urbe se reconoce en sus mesas, en sus bodegas, en sus arroces con memoria. Cuatro casas resumen esta Barcelona plural y luminosa, cuatro paradas con hambre de Mediterráneo y oficio verdadero: Nectari, Casa Güell, El Tribut y Lora.

Nectari: la elegancia sostenible de Jordi Esteve

Jordi Esteve cocina mirando al Mediterráneo con la serenidad de quien sabe que manda el producto. En Nectari , cerca de Sants, la técnica se pone al servicio del equilibrio y la emoción . Hay respeto por la naturaleza y por la temporada. La sala luce el Sol Sostenible de la Guía Repsol , señal de una ruta clara: proximidad, alianzas con productores, desperdicio mínimo. En la tercera edición de la Foodie Black Week, Esteve tiende un puente sabroso entre Cataluña y México, país invitado. El recorrido arranca con carpaccio con guacamole y romescu , sigue con un chile en nogada servido en Talavera, avanza con dorada en escamas de patata y culmina en un arroz meloso con trufa negra. Alta cocina por 65 euros , lujo con conciencia, brillo sin estridencia, compás bien armado.

Casa Güell: la verdad del fuego lento

En el Poblenou más auténtico aún huele a fábrica y a historia . Allí, Jordi Lloberol devuelve la emoción a la cocina catalana de siempre. Casa Güell es casa con alma, cocina abierta, cazuela al fuego , chup chup de paciencia . Desde los fondos y los sofritos sale una música antigua que reconcilia con lo esencial. Capipota con piñones , garbanzos con pavía de bacalao , canelones del día con foie, todo hecho como antes y sin atajos. El menú para la Foodie Black Week rinde homenaje al recetario con temporada y verdad, incluye copa de vino y se fija en 35 euros . Barcelona se reconoce en esta olla que no necesita decorado, porque cuando hay fundamento el ornamento estorba y la cuchara manda.

El Tribut: Gaudí en la mesa

Frente al Mediterráneo , en el Port Olímpic , El Tribut parece una fantasía modernista. Paredes onduladas , luz cálida , serenidad de puerto y una cocina de raíces catalanas que busca pureza y equilibrio. Para la Foodie Black Week se propone un menú de 45 euros con aperitivo , entrantes para compartir y tres caminos de arroz .

Tiradito de gamba langostinera , burrata con boniato y miel , luego la encrucijada: marisco, vegetal o butifarra con alioli de almendra. Mediterráneo por los ventanales y técnica al servicio del gusto. Se come despacio y sin prisa, como si la arquitectura quisiera convertirse en plato y la mesa devolviera la curva de una ola.

Lora: un viaje desde Barcelona hasta Beirut

En el Hotel SLS Barcelona del Port Fòrum, Lora demuestra que la gran hostelería puede ser audaz y con alma. Juan Gómez dirige una propuesta diseñada junto al equipo londinense de Studio Paskin que viaja por el Mediterráneo oriental. Todo pasa por horno de leña y parrilla . Brochetas de cordero con especias merguez, lubina cruda con hinojo encurtido, tayín de pollo con albaricoques y una panadería que conquista con pita y kubaneh . Esta semana se ofrece un menú de 40 euros que invita a recorrer sabores sin salir de Barcelona. Es un festín cosmopolita con raíz y una mesa donde Oriente Medio estrecha la mano al Mare Nostrum.

Barcelona apura los últimos días de su gran semana gastronómica

Estos cuatro restaurantes , distintos y muy barceloneses, condensan el espíritu de la Foodie Black Week . Es un Black Friday de la mesa que celebra la diversidad, tributa al producto y recuerda que la cocina es amor cívico .

Este domingo 2 de noviembre concluye la tercera edición, con más de 250 locales entre tabernas de barrio y templos de alta cocina . Lo que nació en 2023 en la Ciudad Condal ya figura entre las grandes celebraciones gastronómicas de Europa . Su creador, Marc Miramontes , mira al horizonte y anuncia 2026 en Puebla y Jalisco . Barcelona seguirá siendo puerto y fogón. La máxima es sencilla y cierta: la prisa no entiende de caldo.