Es un día extraño en Argentina. Es feriado. No hay ni programas de televisión ni radios que pasen música alegre: todo está teñido de negro, desde la mañana se escuchan las campanas de las iglesias tocando a difuntos. Toda la familia se enluta y obligatoriamente se encamina al cementerio. Es una muchedumbre imposible de contar. Los floristas son los únicos que tienen sonrisas en sus rostros.

Esta era la visión de hace 50 años en casi toda la Argentina cada 2 de noviembre. Hoy es distinto. Ni mejor, ni peor, diferente.

El Día de Todos los Difuntos, conocido también como la “Conmemoración de Todos los Fieles Difuntos”, representa una de los recordatorios más solemnes y profundas dentro del calendario litúrgico de la Iglesia Católica. Celebrado anualmente, este día está dedicado exclusivame

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