Pon al lobo a redactar la ley y verás que devorar ovejas no es delito.
A partir de la promulgación de la Ley de Identidad de Género, el 23 de mayo de 2012, los cambios en asuntos sensibles no tardaron en aparecer y, entre tantas otras manifestaciones, se hizo indisimulable el exponencial crecimiento de la disforia de género de inicio rápido (DGIR): desde las casas de familia empezaron a surgir testimonios acerca de hijos menores (a veces menores de diez años) que –sin preámbulos– anunciaban a sus padres ser “trans” o haber nacido “en el cuerpo equivocado”. Así, sorpresiva y taxativamente, y siempre con las mismas palabras.
¿De dónde sacaron esta retórica miles de chicos al mismo tiempo en distintos puntos del planeta? ¿Se tratará acaso de una manifestación mística telepática? ¿Una especi

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