“Mi nombramiento significó un terremoto. La dictadura estaba cercana”, escribió Óscar Guillermo Garretón en su libro Notas de Memoria sobre su designación, en abril de 1993, como presidente de la entonces Compañía de Teléfonos de Chile, CTC. Garretón era presidente de la estatal Metro y había entrado al directorio de CTC en 1990, fichado por el estudio Prieto y Cía. Pero asumir la presidencia eran palabras mayores.

“No era que viniera de la izquierda, venía de UP (Unidad Popular)”, dice ahora. Además, CTC era una de las empresas más grandes del país, listada en las Bolsas de Santiago y Nueva York, y participaba en los eventos empresariales principales. “Tuvieron que venir inversionistas extranjeros para que, de alguna manera, se rompiera el veto tácito que había a que quien no fuera del m

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