La madre de María falleció en Burgos en 2013 y algunos de sus amigos de Facebook todavía la siguen felicitando por su cumpleaños. “No tenía ni tengo su usuario y contraseña. Cuando murió, acabé llamando a un teléfono y me dijeron que tenía que mandar un e-mail y hacer un escrito. Lo hice y les dije que les enviaba el certificado de defunción y lo que hiciese falta. Y nada, fue imposible eliminar su cuenta”, cuenta al otro lado del teléfono.

En aquel momento, en España no existía una normativa específica que regulase la gestión de los datos en internet de personas fallecidas. La red social tampoco ponía las cosas fáciles para tramitar la desactivación de la cuenta de un usuario difunto.

El contexto cambió en 2018 con la Ley Orgánica 3/2018, de 5 de diciembre, de Protección de Datos Per

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